¿Alguna vez habéis empuñado el joystick de una recreativa durante el video de demostración mientras imaginabais que erais vosotros quienes jugabais?, yo sí, lo hacía hasta con los videos que regalaba en su tiempo Hobby Consolas, aunque en este caso tenía que echar un extra de imaginación para pensar que tenía un mando entre las manos.
Para los que nos plantábamos en los salones recreativos sin un duro (habíamos gastado la paga en chuches o estábamos bajo el control de nuestros padres) había dos maneras de disfrutar de una máquina recreativa: una, la que he explicado antes; la otra, viendo jugar a otro individuo. Años atrás, existía uno de esos locales en mi pueblo: El Tizas, un lugar demonizado por la mayoría de las madres pero idolatrado por unos cuantos crios adolescentes, que allí nos congregábamos cada fin de semana con devota puntualidad.
Mis maquinitas favoritas para contemplar fueron una sobre un juego de rallys de la que ya olvidé el nombre, y la del Mortal Kombat, cuyo gran (y tal vez único) aliciente eran los míticos fatalitys, un solo fatality ya justificaba una tarde de domingo, cuando no daba sentido al fin de semana entero. Mi favorita para jugar (que fue a partir de que mi madre me levantara la ley que me prohibía hacerlo) fue la del Snow Brothers.
¿Por qué no jugaba al Street Fighter como todo el mundo? Pues porque lo veía como el juego de los mayores; temía que mi inexperiencia fuera mofa de algún individuo que no tuviera nada mejor que hacer que apalancarse a la máquina para reírse de mí, así que opté por jugar a ese juego al que nadie jugaba. También podría haberlo hecho al tetris, pero estas máquinas siempre estaban ocupadas por chicas mientras sus meganovios hacían morder el polvo a Bison repetidas veces.
Siempre me hizo gracia cómo las grandes proezas de ciertos jugadores se caracterizaban por una nube de gente encima de la recreativa. Cuando entrabas al local y veías un montón de cabezas arremolinadas alrededor de una máquina sabías que una gran hazaña estaba teniendo lugar en aquel momento. Pero bueno, yo era ajeno a ese mundillo de “alta competición” y era feliz moviendo alegremente el joystick de un lado a otro, para manejar mi muñeco de nieve y aporreando el botón de disparo cada vez que me encontraba con un bicho. Siempre jugaba con mi primo y creo que nunca llegamos a pasar del primer boss.
Yo si recuerdo ese tiempo de recreativas, además lo que comentas sobre que el street fighter acaparaba toda la atención es totalmente cierto. Todavía recuerdo esos círculos de gente cuando alguien jugaba, que todo el mundo flipaba si el que había echado la moneda se cargaba a unos cuantos luchadores.
ResponderEliminarDel snow bros pues la gente se acuerda, pero no creo que mucha gente lo jugara en recreativa sino en nes. Le toco competir con el impacto de los juegos de lucha.