Fue el comienzo de algo más que una simple feria de videojuegos, se convirtió en un lugar de encuentro para una afición que adoraba su ocio, que individualmente lo sentían de muy variadas formas. Un lugar en donde cada uno de nosotros podía desatar sus instintos más básicos, ansiedad, emoción, tensión, miedo, el tan desgarrador hype que embriaga nuestros sentidos ante la expectativa de lo que queríamos que llegase.
Un circo mediático, lleno de luces brillantes y cegadoras, con un tempo brillante de ejecución para que las masas saltaran de sus asientos al más mínimo chasquido de dedos. Algo que no quita que haya habido mejores y peores E3, con momentos memorables, momentos de auténtica locura y otros de completa decepción, no hay porque recordarlos todos, cada uno fue lo que tuvo ser, pero esos pequeños segundos en donde ocurrió lo que soñábamos merecen de por si la pena.
Y de nuevo está volviendo, otra nueva cita a la que asistir, para poder volver a tener esa ilusión de lo inesperado que nos llevará por múltiples estados, pasando de la mayor de las felicidades al la más completa indiferencia o incluso al tan eterno odio. Sueños y pesadillas, todo concentrado en un par de días para no conciliar el sueño, sentimientos enfrentados, cosas que no se pueden entender sin dejarse llevar por el momento, es hora de volver a vivir otro E3.
0 Comentarios:
Publicar un comentario