Con motivo de una
encuesta, que ha sido recientemente realizada por
NPD a un alto grupo de jugadores "core", sobre cuantos juegos compran al cabo del año y lo que luego hacen con ellos, en la que se ve la masificación a la que ha llegado la venta de videojuegos. Yo os hago unas preguntas parecidas, ya que yo mismo podría dar unas respuestas sobre el tema, que sin quererlo también me ha absorbido a mi.
¿Nos hemos vuelto compradores compulsivos?¿Compramos más juegos de los que podemos jugar?, En mi caso dado mi poder adquisitivo, que tampoco es demasiado elevado claro, accedo ahora a mucha más cantidad de juegos que en la etapa de juventud, ni de coña podría haber llegado a comprar lo que ahora. El caso es que cada vez que sale un juego importante o uno atractivo de mis gustos, no dudo en comprarlo, a veces varios cada mes.
Puedes intentar no hacerlo cuando sale, cuando buscas el típico blockbuster que siempre vas a tener a montones de primera mano o de segunda mano, pero cuando es un género minoritario que esta desapareciendo como esta ocurriendo con algunos, es o lo compras ya o reza para que alguien lo haya pillado y lo ponga en venta.
El problema de este tipo de actitud, es que llega un momento en que tienes una colección gigantesca, y de esos juegos no has llegado a jugar ni la mitad, ya sea debido a que no tienes demasiado tiempo libre, o que otro es aplastado por una nueva entrega de otro juego más afín contigo mismo, o simplemente que estas bajo de ánimo. Así al cabo del tiempo uno se ve con una colección gigantesca, de la que no has desempeñado la totalidad, solo has picoteado un par de horas en todos, habiéndote pasado pocos juegos en comparación con lo que tienes.
Que se le va a hacer nos gustan los juegos, y de alguna forma queremos jugar a todo lo que supuestamente es bueno, o perseguir todo el tiempo nuestras sagas, o nuestros géneros preferidos, y aunque no los juegues al principio te dices ya los continuare en otro momento. Aunque esto ya es más difícil porque los juegos siguen saliendo, y tu sigues comprando con el consiguiente incremento en la colección. Uno hecha de menos cuando de crió le pillaban un único juego, sin vistas a tener otro en meses, y lo exprimías a fondo disfrutándolo como si fuera el mejor juego de la historia.